Desde que Cristina Fernández asumió la presidencia en diciembre del año pasado, los conflictos con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC) fueron en aumento. En lugar de ser una institución seria y responsable, se convirtió en un organismo destinado a realizar todos los meses bromas de mal gusto.
Lejos quedó, en el imaginario colectivo de los argentinos, aquella institución que realizaba encuestas y estadísticas que reflejaban parte de la realidad, con números cercanos a los que debía enfrentarse diariamente un ciudadano.
En la actualidad, el INDEC se transformó en un aparato gubernamental destinado a subestimar al ciudadano con números que sólo se encuentran en la cabeza del Secretario de Comercio, Guillermo Moreno. A comienzos del 2007 comenzaron las primeras intervenciones en las estadísticas oficiales por parte de técnicos ligados a dicho funcionario.
El último sarcasmo producido por el instituto, fue la medición sobre el índice de inflación correspondiente al mes de julio con un 0,4 por ciento. Esto provocó –nuevamente- críticas por parte de la oposición. Sin embargo, ahora se suman sectores del mismo oficialismo que consideran este último índice, como el punto máximo de distorsión de la realidad. Ésto es lo verdaderamente preocupante.
Se está hablando de un bloque que comienza a vislumbrar públicamente la falta de credibilidad de aquellos funcionarios que apoyan las ideas oficialistas. Demostrar las fallas que existen es expresar que se está ante un gobierno frágil y débil, que tiende –como lo ha demostrado en numerosas oportunidades- a hacer oídos sordos y actuar como sino pasara nada.
Las declaraciones del ex presidente de la nación Néstor Kirchner, como también de la actual presidenta y algunos de sus secuaces, defendiendo estos índices distorsionados por la intervención de un funcionario inepto y poco eficaz para cumplir su labor, es dejar entrever las grietas que tienen como gobierno; incapaz de actuar con transparencia y honestidad.
¿Acaso no es burlarse de las personas, el hecho de mostrar como inflación un 0,4 por ciento, cuando en realidad los argentinos deben empeñar su sueldo para poder comer?
Cuando asumió como nuevo Jefe de Gabinete Sergio Massa se refirió a este problema y expresó que: “tenemos que inyectarle una dosis de credibilidad al Instituto”. Es momento de empezar a hacer algo para frenar el mal manejo de los encargados de establecer los índices oficiales, como también la intervención de funcionarios que dejan mucho que desear a la hora de cumplir sus funciones.
Por ahora el INDEC tiene un cero en matemáticas. Todos desean que en el próximo “boletín” puedan subir la nota y acercarse a números que coincidan con la realidad. De esta manera, llegarían a un “muy bien felicitado” por mejorar sus cuentas y se salvarían de ir a diciembre.
Sin embargo, y como viene la cuestión, parece que seguirán flojos en sus cuentas y los argentinos tendrán que darle unas clases particulares a este Instituto, que por el momento, muestra un serio problema de razonamiento.
Etiquetas:
Política
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentarios:
Chicos los felicito!!!! el Blog cada vez está mejor lo temas q tratan son muy interesantes, yo que los sigo hace bastante me alegra saber y darme cuenta cada semana q hay personas como uds. q les interesa generar nuevas ideas y mostrar q se puede hacer periodismo serio en Ts. As
Sigan Asi...nuevamente felicitaciones!!!
Publicar un comentario