Incumplir y discriminar

En el año 2005 se decretó la ley Nº 12665, denominada también “Ley de Talles”. Esta norma obliga a los comercios a “tener en existencia todos los talles correspondientes a las medidas antropométricas de la mujer adolescente, de las prendas y modelos que comercialicen y ofrezcan al público”.

De esta manera, según el mencionado estamento, quienes son dueños de negocios que comercialicen ropa para adolescentes deberían mostrar en las estanterías de sus locales, prendas de vestir desde el talle 38 hasta el 48 en todos los ejemplares.

Esto representa para los talles máximos de un pantalón, entre 60 y 80 centímetros de cintura, y entre 86 y 106 de cadera. En el caso de las camisas o las remeras las prendas tendrían que medir entre 62 y 102 centímetros de contorno de busto, según los tamaños pequeño y grande respectivamente. Las faldas estarían hechas con 59 centímetros de largo en el talle 38, y hasta 64 centímetros para el 48.

La Ley de Talles pretende ser un aporte para la lucha contra la bulimia y anorexia, enfermedad que afecta –principalmente- a los adolescentes. Además, apunta a eliminar la presión social del llamado “cuerpo perfecto”.

Sin embargo, a dos años de promulgada esta ley todavía existen negocios que no la cumplen. En Tres Arroyos la mayoría de los comercios no respeta la norma. En una reciente recorrida por el radio céntrico local, el equipo de Semana 3A comprobó que más del 60 % de los locales no posee los talles máximos que obliga la normativa. Por si esto fuera poco, el relevamiento arrojó como dato llamativo que dos de los negocios consultados traen prendas grandes "por pedido", según manifestaron sus encargadas. En suma, las cifras son alarmantes.

En épocas en que el registro de los termómetros sube, dicha situación se hace más visible para los adolescentes que salen a comprar ropa. Sobre todo porque es en este período del año en el que la indumentaria deja ver partes del cuerpo ocultas en tiempos de invierno.

Los desordenes alimenticios, la bulimia y anorexia son enfermedades graves y con una importante base psíquica y psicológica. Los adolescentes tresarroyenses que necesiten prendas con talles máximos se encuentran en una evidente situación de riesgo de contraer dichas patologías.

Entonces, no sólo no se cumple una ley provincial sino que también se fomenta la discriminación. Y sucede que no existen los controles necesarios para que los comerciantes se vean en la obligación de cumplimentar con esta trascendental normativa. Es necesario e indispensable que los prejuicios sociales respecto al cuerpo perfecto desaparezcan. Sobre todo para que la bulimia y la anorexia no sigan cobrándose más víctimas.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Buena idea la de poner sobre el tapete estos temas... Tres Arroyos no escapa en nada a la realidad nacional... Hay que hacerse cargo, pero quienes tienen el poder de exigir que se cumpla la ley no hacen nada al respecto, en esto queda más que a la vista.

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