Dinosaurios en extinción


En Córdoba se vivió ayer un día histórico porque terminó el juicio al ex represor de la última dictadura militar Luciano Benjamín Menéndez, con un fallo que la historia argentina recordará por siempre. Era el primer juicio de la provincia contra los represores por crímenes de lesa humanidad producidos durante el régimen dictatorial de 1976 -1982.

La causa que llevó al tribunal a Menéndez fue el esclarecimiento del asesinato de Hilda Flora Palacios, Humberto Horacio Brandalisis, Carlos Lajas y Raúl Cardozo, cuatro militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Ellos fueron secuestrados entre el 6 y el 8 de noviembre de 1977, torturados durante un mes en el centro clandestino de detención “La Perla” y asesinados el 15 de diciembre de ese año, en un simulacro de enfrentamiento montado por los represores en la ciudad de Córdoba.

Una gran multitud se reunió en la sala del Tribunal Oral en lo Criminal N°1 y fuera de ese recinto, para escuchar las declaraciones del ex jefe del Tercer Cuerpo del Ejército. Manifestaciones en las que no mostró ningún tipo de arrepentimiento por los hechos cometidos, sino que -por el contrario- expresó que “se estaba juzgando a los militares que salieron victoriosos en la guerra contra la subversión”, que estaban dispuestos a aniquilar.

Luciano Benjamín Menéndez se mostró con una presencia firme, sin miedo. Algo que lo caracterizó siempre, sobre todo en los años de la dictadura, ya que era el más temido en el centro clandestino denominado “La Perla”, en el que sólo quedaron 17 sobrevivientes.

Es un fallo histórico, el ex-militar fue condenado a reclusión perpetua en cárcel común. A partir de ese momento, familiares, organizaciones de derechos humanos, entre otros saltaron de alegría y con llanto miraban al cielo como un acto de saludo a quienes hoy no están, pero que sufrieron –en carne propia- el odio y la tortura de este represor.

Después de años de luchas, uno de los tantos militares implicados, pagará su condena como cualquier ciudadano sin ningún tipo de privilegio.

Tras un vidrio blindado que lo protegía y lo separaba de la multitud que presenciaba el juicio, se encontraba ese asesino que sin ningún tipo de temor respaldó y colaboró con la desaparición sistemática de personas.

Argentina está haciendo memoria y condenando a los culpables de la muerte y destrucción de 30 mil familias, de una generación entera de jóvenes que lucharon por sus ideales y no se callaron ante las temibles manos de los militares que enmudecieron las voces de muchos.

Sin embargo esas voces siguen vivas hoy más que nunca. Es necesario que se realicen estos juicios a todos lo que están implicados en estos hechos aberrantes. Luciano Benjamín Menéndez cumplirá una condena que lo tendrá encarcelado durante el resto de su vida. Se está haciendo justicia de una vez por todas, y –seguramente- desde algún lugar, quienes sufrieron esta crueldad podrán cantar -como dice Charly García- “pero los dinosaurios van a desaparecer”.

0 comentarios: